A tres kilómetros de Llanes se encuentra el pueblo de Porrúa, uno de los múltiples oasis rurales que aparecen entre la montaña y la costa asturiana. Me pregunto si la abuela de la fabada vivirá entre esos montes.
Sus casinas mantienen ese aire típico del Principado y ponen vivos colores sobre un telón de fondo verde.
En sus calles se respira ambiente ganadero y algunas de sus construcciones, como la bolera o los hórreos, forman parte de la cotidianeidad. Los ecos el pasado se recogen en el Museo Etnográfico del Oriente de Asturias en la parte baja de la aldea.
Porrúa cuenta con dos bares, una tienda, una quesería y una sidrería en la parte más alta que ofrece una carta variada y unas vistas fabulosas al caserío y a las vaquerías de los alrededores.
En verano se celebra “El Mercau”, consiste en un Mercado Tradicional Asturiano con venta de productos tradicionales y espectáculos con cuentacuentos, saltimbanquis, pasacalles, bailes regionales, música Folk, etc tiene un éxito año tras año donde acuden a visitarle miles de personas que abarrotan Porrúa. Cuenta con una asociación cultural Llacín y Banda de Gaites del mismo nombre.
También se celebra la feria y exposición de ganado vacuno de raza Asturiana de montaña.
En el año 2005, esta parroquia recibió el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar y en el año 2008 fue Pueblo cultural de Europa.
Su situación privilegiada, dentro del concejo de Llanes, con más de treinta playas de fina arena, enclavadas en lugares de gran belleza natural, unido a su cercanía a los Picos de Europa y a su valioso patrimonio cultural, han convertido este concejo en cita obligada para miles de visitantes que, año tras año, se acercan a esta tierra para disfrutar de su gastronomía, folclore y del trato con sus gentes.
En el año 2005, esta parroquia recibió el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar y en el año 2008 fue Pueblo cultural de Europa.
Su situación privilegiada, dentro del concejo de Llanes, con más de treinta playas de fina arena, enclavadas en lugares de gran belleza natural, unido a su cercanía a los Picos de Europa y a su valioso patrimonio cultural, han convertido este concejo en cita obligada para miles de visitantes que, año tras año, se acercan a esta tierra para disfrutar de su gastronomía, folclore y del trato con sus gentes.
El clima es templado, con oscilaciones térmicas bastante moderadas; esto se refleja en veranos e inviernos suaves con unas medias que superan los 17º C en verano y los 8'5º C en invierno.
En el año 2005, esta parroquia recibió el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar y en el año 2008 fue Pueblo cultural de Europa.
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